Actualmente no existe una edad límite en nuestro país para los conductores, y aunque es muy complicado atreverse a fijar una edad es claro que con el paso de los años el estado físico se deteriora en muchos sentidos.

Como es bien sabido, conducir requiere que nuestras aptitudes psicofísicas se encuentren en las condiciones adecuadas para reaccionar con la velocidad necesaria ante imprevistos en la carretera con el fin de preservar nuestra seguridad y la de los demás actores viales.

La decisión de dejar la conducción  es una acción responsable y subjetiva de las personas, quienes deben entender su compromiso con la sociedad. Aunque las prueba psicotécnicas arrojen resultados aceptables en personas de avanzada edad, esto no significa que las habilidades no estén deterioradas, solamente el propio conductor sabe realmente si es hora de dar un paso al lado y abandonar la conducción.

Para darse una idea sobre el tema y verificar si es hora de dejar la conducción, evalué los siguientes aspectos:

 

  • Los sentidos: Los sentidos son fundamentales para realizar una actividad compleja como la conducción más que todo la vista, el oído y el aparato locomotor. Cuando los brillos molestan demasiado, el campo de visión se acorta y cuesta ver bien cuando no hay luz tal vez sea hora de prestarle atención a la situación.
  • Enfermedades limitantes: Enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer o la epilepsia son sumamente peligrosas a la hora de conducir por su sintomatología que puede ir desde dolores articulares hasta temblores y pérdidas de memoria.

No es necesario abandonar de golpe esta actividad, lo recomendable es hacerlo de forma gradual o asegurarse de tomar medidas estrictas como recorrer trayectos cortos y conocidos a baja velocidad, conducir solamente durante el día o salir siempre con algún familiar o amigo que pueda servir de copiloto.

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