Conducir bajo los efectos de las drogas, es tan peligroso como manejar en estado de embriaguez debido a que la concentración se ve altamente reducida al consumir sustancias que alteran la conciencia. Sabemos que conducir tras tomar unas copas, es una actividad sumamente peligrosa que genera muchos accidentes en todo el mundo y que en caso de ser sorprendidos conduciendo en este estado por un agente de tránsito, las sanciones a las que nos enfrentamos pueden ir desde multas hasta la suspensión definitiva de la licencia de conducción.

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En el caso de las sustancias alucinógenas, el peligro es aún mayor pues algunas de estas generan alucinaciones y pérdida del sentido de la realidad al poco tiempo de consumirlas, por lo tanto nunca subestimes el poder de estas sustancias y evita conducir bajo la influencia de estas.

A continuación, te contamos cuales son las tres drogas más peligrosas a la hora de conducir:

  • Cocaína: La cocaína es una sustancia sumamente fuerte que puede llegar a  generar en el consumidor efectos como hiperactividad, apatía, ataques de pánico, alucinaciones, ansiedad y estados de euforia sorpresivos. Es claro que esta serie de síntomas estropean la capacidad de concentración que tanto se necesita a la hora de conducir y que significa peligro inminente tanto para el conductor como para los demás vehículos.
  • Marihuana: Entre los síntomas más representativos del consumo de marihuana están la perdida de atención, alteraciones del estado de ánimo, perdida de la coordinación y retraso en el tiempo de reacción. Conducir bajo los efectos de esta droga puede hacer que las personas entren en un estado de relajación que las lleve a cometer imprudencias que normalmente no cometerían, además de reducir la capacidad de reconocer las señales de tránsito a tiempo o ver el paso de peatones u otros vehículos.
  • Éxtasis: Con el éxtasis, las alteraciones psicológicas pueden ser severas, llegando al punto de presentar hipersensibilidad auditiva y visual, insomnio, visión borrosa, sensibilidad a la luz e incluso alteración de los colores. La sensación de euforia y confusión puede hacer que el conductor pierda el control del vehículo en un par de segundos.
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